Los laboratorios de idiomas son elementos cada vez mejor valorados dentro de las instituciones educativas ya que las funciones y posibilidades que éstos ofrecen son mucho mayores que el tradicional sistema de enseñanza-aprendizaje.
Por otra parte es necesario distinguir entre laboratorio de idiomas, método de idiomas y software de control. Un método de idiomas en un procedimiento que sirve de guía a la hora de impartir clases; por su parte, un software de control es un programa informático que sirve para controlar los ordenadores de los alumnos y saber lo que hacen en todo momento. En cambio, un laboratorio de idiomas va mucho más allá; un laboratorio de idiomas puede integrar el método que deseemos emplear permitiendo además, el desarrollo de un gran número de actividades diferentes en el aula, la comunicación entre profesores y alumnos, el uso de material multimedia, etc. contando al mismo tiempo, con las funciones de un software de control.
La inmersión lingüística, la atención a la diversidad, el fomento del trabajo en grupo, etc. son solo algunas de las características destacadas de los laboratorios de idiomas. Según Juana Gil Fernández (Responsable del Laboratorio de Fonética. Consejo Superior de Investigaciones Científicas) el laboratorio de idiomas “permite al profesor, si así lo desea, trascender la enseñanza cotidiana de un idioma concreto para entrar de lleno en la investigación del proceso cognitivo de adquisición y aprendizaje de lenguas extranjeras en general […]”.
Los Laboratorios de idiomas digitales, son mucho más que un instrumento para el entrenamiento discursivo y la comprensión auditiva de idiomas, son espacios para estudiar y experimentar con muestras reales de las lenguas, aprender el funcionamiento de las lenguas y ejercitarse en su uso. Por ello, se configuran utilizando tecnología avanzada multimedia y de comunicaciones y modelos de organización abiertos y fl exibles para crear espacios de trabajo locales y virtuales con cualquier tipo de herramienta necesaria para el procesamiento de los materiales filológicos.
Todo esto y mucho más es lo que se consigue con los laboratorios de idiomas, una completa herramienta que poner al servicio de profesores y alumnos tecnología de última generación para la enseñanza.
Ana Fernández-Pampillón Cesteros. Vicedecanato de Tecnologías aplicadas a la Filología, Facultad de Filología, UCM